28/4/09

Sin voz por el llanto

Disculpe, estimado público, mi ausencia. Estuve muy ocupado. La vida del bebé no es nada fácil. Comer, vomitar, dormitar, mover la cabezota, dormir otra vez, llorar, siestear, lloriquear, comerme la mano, volver a dormir, etc.

Me quedé sin voz esta mañana. Lloré más que lo habitual, pero por lo mismo de siempre: quería que me alzaran. Sólo que quienes cumplen con mis deseos me malinterpretan y me suelen abrazarar y hacer arrumaquitos y carantoñas. Pero nada de eso pretendo: sólo que me alcen. En lugar de eso, me ponen caras de monigotes, y emiten sonidos bobalicones. Padres, abuelos, amigos: todos están al mismo nivel. Las pocas excepciones son un gran estímulo, como Juan, el Cuchu, María José o Martincito. Mis padres, me parece, son un poco desorientados y no me comprenden. ¡Ya soy un incomprendido, piensen en lo que seré cuando tenga 15 años!